Hablar hoy en día de inteligencia emocional no resulta especialmente novedoso. Sin embargo, si hablamos de inteligencia emocional en las organizaciones empezamos a abrir otras posibilidades.
Pero vamos a centrar más el tiro. Cuando hablamos de organizaciones el espectro es muy grande. Habría que considerar aspectos como el número de empleados, facturación, presencia internacional o el sector por indicar cuatro aspectos relevantes.
Quizás las grandes compañías multinacionales del mundo sí que han ido adoptando medidas orientadas no sólo al desarrollo de las llamadas soft skills (hoy deberían llamarse essential skills) sino a incorporar mediciones de las habilidades de inteligencia emocional de sus líderes.
Pero cuando nos salimos de ese ámbito, la situación cambia dramáticamente.
Contenidos
- 1 La Inteligencia Emocional en las Organizaciones es algo reciente
- 2 La Gestión de las Emociones
- 3 El Líder Emocionalmente Inteligente
- 4 Medir la inteligencia emocional en las organizaciones
- 5 Los departamentos de RRHH y la inteligencia emocional
La Inteligencia Emocional en las Organizaciones es algo reciente
Sí. Estoy seguro que lo has escuchado muchísimas veces. Pero el término se usó por primera vez en 1990. Por eso digo que es reciente.
Gardner en 1983 habló de las inteligencias personales pero no fue hasta los noventa cuando Salovey y Mayer utilizaron el término de inteligencia emocional.
Estos mismos autores revisaron la definición años después haciéndola más completa. Definieron la Inteligencia Emocional como “la capacidad de percibir con exactitud, valorar y expresar emociones; la capacidad de encontrar y/o generar sentimientos cuando éstos faciliten el pensamiento y la capacidad de comprender y regular las emociones para promover el crecimiento emocional e intelectual” (Salovey y Mayer, 1997).
Pero si tenemos como referencia un autor que haya extendido el término de la Inteligencia Emocional es sin duda, Daniel Goleman.
Goleman se centro en la importancia de la Inteligencia Emocional en el ámbito de las Empresas.
El concepto de Inteligencia Emocional que nos trajo Goleman se basa en competencias. Identificó cinco dimensiones de la inteligencia emocional:
- la auto-conciencia
- auto-control
- auto-motivación
- empatía
- habilidades sociales
«La Inteligencia Emocional es dos veces más importante que las destrezas técnicas o el coeficiente intelectual para determinar el desempeño de la alta gerencia” Daniel Goleman, Harvard Business Review.
Hay numerosos estudios referidos a demostrar la incidencia de la inteligencia emocional y la vida profesional.
Inteligencia Emocional y Desempeño Profesional
En 2010 los profesores Danvila y Sastre realizaron un informe titulado Inteligencia Emocional: una revisión del concepto y líneas de investigación donde aglutinan resultados de la numerosa literatura el respecto y que paso a resumir:
Gran parte de esos estudios tienen como objetivo responder a la pregunta de si las personas con mayor nivel de Inteligencia Emocional consiguen mejores resultados para las Empresas. Y efectivamente los resultados confirman que la Inteligencia Emocional puede contribuir a un mejor desempeño individual y organizacional (Turner y Lloyd-Walker, 2008; Hopkins y Bilimoria, 2008).
Los resultados obtenidos en diversos estudios empíricos así lo demuestran. Por ejemplo, a nivel individual, Boyatzis (1982) a través del estudio de varios cientos de directivos de 12 organizaciones diferentes, precisó que aquellos con mayor capacidad de auto-evaluación (es decir, conciencia de sí mismo) lograron un rendimiento superior.
Spencer y Spencer (1993) demostraron que los gerentes con mejores cifras de ventas son los que buscan el desarrollo de los demás y reforzar sus capacidades (es decir, gestión de relaciones).
Watkin (2000) señala a la Inteligencia Emocional como el factor más importante para un rendimiento superior en todos los puestos de trabajo de ejecutivos senior. Y Longhorn (2004), quien sugiere en su estudio que existe una relación entre la Inteligencia Emocional de los directores generales y sus resultados clave de rendimiento, medido por la evaluación de su actuación por parte del administrador, la cifra de beneficios bajo su control y la satisfacción de los clientes.
No obstante, esta relación positiva no se limita a los cargos directivos. Los empleados que son inteligentes emocionalmente, suelen ser más eficientes y eficaces en sus interacciones con el ambiente de trabajo y con sus compañeros de trabajo.
Ejemplos típicos son el entusiasmo en las personas de ventas, la perseverancia en los equipos de cobros, y la empatía en los trabajadores sociales (Hochschild, 1983; Sutton, 1991).
Inteligencia Emocional y Coeficiente Intelectual
Profundizando en esta relación, diversos trabajos destacan su importancia por encima del efecto que tiene sobre el mismo la inteligencia tradicional (CI). Así, Van Rooy y Viswesvaran (2003) aseguran que la capacidad cognitiva sólo supone el 25 por ciento de la variación en el desempeño laboral. Goleman (1998) encuentra que el 67 por ciento de las habilidades consideradas esenciales para cumplir de manera eficaz eran aptitudes emocionales. Y Chen et al. (1998) estiman que la Inteligencia Emocional representa el 85-90 por ciento del éxito de los líderes de las organizaciones.
(Datos del informe de los Profesores Danvila y Sastre – Inteligencia Emocional: una revisión del concepto y líneas de investigación – Cuadernos de Estudios Empresariales 2010, vol. 20, 107-126).
Pese a esto, y siendo conscientes de la relevancia que tiene la inteligencia emocional en las organizaciones, todavía hay muchísimas compañías que no establecen ni mediciones ni tan siquiera las tienen en consideración a la hora de incorporar nuevos colaboradores, realizar evaluaciones de desempeño o para promocionar.
La Gestión de las Emociones
Hablar de Inteligencia Emocional en las Organizaciones lleva consigo la comprensión y la gestión de las emociones. Entender para qué sirven, cómo las sientes y las sienten los demás y regularlas resulta fundamental para poder realizar una correcta gestión emocional.
A la mayoría de las personas nos enseñaron a bloquear las emociones. Nos dijeron que no tenemos que estar tristes, que los niñas no lloran o que los niños no pueden tener miedo. De hecho, hoy todavía lo podemos escuchar.
Poco se ha avanzado en el mundo de la gestión de las emociones. Somos conscientes de la importancia de la inteligencia emocional pero sin embargo, no existe apenas formación troncal al respecto ni en colegios ni universidades.
En los talleres que realizo veo muchos directivos y mandos intermedios que asisten muy interesados en descubrir nuevas herramientas que les ayuden a conectar mejor con sus colaboradores.
La inteligencia emocional comienza por conocer las Emociones
Es muy probable que conozcas algunas emociones. Voy a compartir las ocho emociones que considero básicas.
- Alegría
- Confianza
- Tristeza
- Rabia
- Asco
- Sorpresa
- Miedo
- Amor
Dentro de cada una de ellas existe todo un universo de emociones afines que expresamos para identificar el grado en el que podemos sentir esa emoción.
Tres características de las emociones
Cuando hablamos de emociones nos adentramos en un espacio apasionante y fundamental que conviene conocer para entender mejor cómo se nos muestran las emociones.
1.- Intención Positiva de las Emociones
Clasificar las emociones entre buenas-malas o positivas-negativas es lo habitual. Y aunque sigue haciéndose esa distinción, prefiero hablar de emociones cómodas e incómodas.
¿Por qué? Pues porque las emociones tienen un sentido en nuestra vida. Por esa razón ya no puede ser algo malo o negativo.
Todas las emociones tienen una intención positiva. ¿Qué tiene de positivo la tristeza? ¿Y la rabia?
Bien, pues voy a explicártelo.
- Alegría
- Intención positiva: Vínculo con los demás. Nos proporciona salud y bienestar.
- Confianza
- Intención positiva: adelante, tú puedes. Tienes los recursos para hacerlo. Nos da la energía para construir y crear.
- Tristeza
- Intención positiva: nos indica que lo que hemos perdido era importante para nosotros. Nos hace crear consciencia de esa pérdida.
- Rabia
- Intención positiva: poner limites para protegernos a nosotros, nuestra autoestima o a los demás.
- Asco
- Intención positiva: nos avisa que nuestros valores se están trasgrediendo. Nos invita a alejarnos de lo que nos daña física o emocionalmente.
- Sorpresa
- Intención positiva: nos informa de que lo que esperábamos no se va a producir. Atención a lo inesperado.
- Miedo
- Intención positiva: nos invita a que analicemos nuestros recursos para acometer lo que vamos a hacer. Nos avisa que debemos cuidarnos y nos advierte de que estás ante una situación de posible peligro.
- Amor
- Intención positiva: es la emoción de la vinculación plena. Nos conecta y nos da energía con el mundo. Hacia los demás y hacia nosotros mismos.
Las emociones es una respuesta fisiológica para nuestra supervivencia y nuestra resiliencia. La tristeza, miedo, rabia y asco están para garantizar nuestra supervivencia y las demás refuerzan nuestra resiliencia.
2.- Todas las emociones están conectadas
Así es. Es como un circuito emocional donde todas se conectan con todas. A nosotros no nos enseñaron a gestionarlas sino a bloquearlas. Cuando bloqueamos una emoción que viene a decir que no nos la queremos permitir, ese bloqueo repercutirá en otra emoción y por tanto, es muy probable que nos esté impidiendo actuar de una manera distinta a como lo hacemos.
Por eso es tan importante entender qué te dicen las emociones y aprender a vivir con ellas y no en su ausencia.
3.- Las emociones y su corporalidad
Hemos dicho que las emociones son una respuesta fisiológica. Por tanto, se muestran en nuestro cuerpo. No podemos esconderlas. Están a nivel de nuestro subconsciente.
Esto se nota especialmente en los niños. Cuando los observamos y notamos que aunque nos digan que están bien, su cuerpo nos traslada otro mensaje.
Identificar cómo sientes en tu cuerpo las emociones te ayudará a identificar esas mismas señales en los demás. Por eso es tan importante conocer qué es lo que sientes, dónde lo sientes y qué es lo que te dice esa emoción que estás sintiendo. Lo que no podemos identificar en nosotros nos es imposible de identificar en los otros.
La autogestión es clave para la inteligencia emocional en las organizaciones
Una persona emocionalmente inteligente tiene como una de sus principales características la autogestión. Esta correcta gestión emocional te va a permitir interactuar empáticamente con tu entorno atendiendo a tus necesidades y a las de los demás.
Saber gestionar adecuadamente tus emociones y las de las personas de tu entorno marca la diferencia entre un líder inteligente emocionalmente y otro que no lo es.
Para gestionar adecuadamente las emociones realizaremos esta secuencia. Puede parece que es algo matemático. El objetivo es que se entiendan los pasos y que con la práctica, la persona los integre de manera automática. Pero al principio, como ocurre cuando aprendemos habilidades nuevas, se trata de hacerlo de manera consciente.
- Identificar la emoción. Tomar consciencia de la misma
- Aceptarla. Sin juzgar si está bien o mal sentirla. recuerda que la sientes por algo.
- Regularla. hay que evitar el secuestro emocional. Si la sientes en un grado muy alto, desde ahí no se debe actuar. Hay que permitir que la intensidad se establezca en unos niveles medios.
- Indagar. Pongamos luz a esa emoción. ¿Qué nos está diciendo? ¿Qué estoy interpretando?
- Actuar. Tomo decisiones al respecto. Incluso puedo decidir no hacer nada. Pero tras haber realizado la secuencia. No es lo mismo realizar este ejercicio y decidir no hacer nada, que bloquearla y no hacer nada. ha faltado el proceso de autoconocimiento.
El Líder Emocionalmente Inteligente
El líder emocionalmente inteligente tiene como competencias principales:
- autoconocimiento
- autogestión
- sabe manejar las relaciones sociales
- conoce sus emociones y las de los demás
- automotivación
En mi taller o workshop para convertirte en un líder emocionalmente inteligente ponemos el foco en distintos escenarios fácilmente identificables para que estos líderes pongan en juego las nuevas herramientas. Hay cuatro escenarios donde las habilidades del líder emocionalmente inteligente deben permitir realizar una gestión eficiente de las relaciones intra e interpersonales:
Gestión de Personas Tóxicas
Aunque mucho s habla de personas tóxicas en mis formaciones nos referimos concretamente a las actitudes tóxicas. Me gusta separar la persona de lo que hace. Identificamos a las personas tóxicas como aquellas que están instaladas de forma continuada en actitudes tóxicas.
Pero también hay que mencionar que muchas personas, incluidos probablemente nosotros mismos, por necesidades concretas, en ocasiones también tenemos actitudes tóxicas. Me parece importante resaltar esto porque no son más tóxicas las actitudes tóxicas de una persona identificada como tóxica que las del resto de las personas.
Las actitudes tóxicas son tóxicas las realice quien las realice. A veces nosotros mismos al etiquetar a una persona com tóxica tendemos a engrandecer sus actitudes y solemos minimizar las que nosotros hacemos u otras personas con las que simpatizamos. Siendo objetivos, deberíamos enfocarnos en no ser cómplices de ninguna actitud tóxica con independencia del realizador.
Puedes encontrar más información respecto a la gestión de las personas tóxicas en artículo de mi blog dedicado a este interesante tema.
Trabajar con personas que están teniendo de manera regular actitudes tóxicas tiene unas consecuencias devastadoras para ti y tu equipo. Son un lastre para las organizaciones y te animo a ocuparte de manera prioritaria de ellas. No hablo de despedirlas. Ese debería ser el último recurso.
Incluso podría ser algo difícil de llevar a cabo en tu compañía. Pero te aseguro que se pueden gestionar para que al menos sus actitudes sean neutras para tu equipo.
Sería fundamental hacer uso de habilidades de la inteligencia emocional como son la asertividad, la escucha empática y la comunicación no violenta.
Gestión de conflictos y problemas
¿Qué emociones y actitudes son las adecuadas para gestionar adecuadamente los conflictos y problemas?
¿Qué es un conflicto para ti? Lo que para ti puede ser un gran problema, quizás para tu colega no lo es. O no es tan relevante.
En las organizaciones, la inteligencia emocional sirve para afrontar los distintos escenarios del día a día con tu equipo. El líder inteligente emocionalmente sabe que los problemas no se acaban nunca. Todos los días hay problemas y todos los días resolvemos cientos de problemas.
Levantarse, cepillarse los dientes, ducharse, la ropa que te vas a poner hoy, hacer la cama y qué vas a desayunar sin sólo un ejemplo de una serie de problemas que tenemos que resolver a diario.
Para muchas personas, los problemas son un problema y piensa ilusoriamente que serían felices en un mundo sin problemas.
La actitud emocionalmente inteligente es que realmente la felicidad se logra resolviendo los problemas y conflictos que la vida nos presenta. ¿O no es así? ¿Qué pasaría si viéramos los problemas y los conflictos como una oportunidad para brillar?
Un problema o conflicto tiene la peculiaridad de que puede resolverse. Cuando algo no se puede resolver o no puede ser resuelto por nosotros es cuando lo denominamos cruda realidad.
¿Qué es lo que dificulta la resolución de los conflictos? Para mí, el ego. Y el ego siempre aparece cuando escasea la inteligencia emocional. Porque te coloca a ti siempre por delante de los demás. No te deja espacio para que entiendas las necesidades de las otras personas.
Por eso, una de las más poderosas herramientas para utilizar en la gestion de conflictos es contener el ego y atender las necesidades de todas las partes.
Gestionar con Optimismo Inteligente
Cuando hablamos de optimismo, sin duda hablamos de una actitud. Ante la vida, la persona optimista tiende a pensar que las cosas van a ir a mejor.
Sin embargo, me gustaría traer una distinción. Y la distinción viene por la palabra «inteligente». A diferencia del optimismo ilusorio que piensa que las cosas van a ir siempre a mejor por el mero hecho de pensarlo, el optimismo inteligente se centra en la acción. Las principales características de la persona que mantiene una actitud inteligentemente optimista son:
- observa y acepta la realidad. Tiene una visión de todo. Lo positivo y lo negativo.
- elige el optimismo como actitud
- tiene la confianza de que las cosas pueden mejorar
- a través de comportamientos activos
- pone en marcha su potencial creativo
- tiene una disposición mental creativa
- sabe sacar lo mejor de sí mismo y de su equipo
- analiza las cosas con perspectiva y liviandad
- desarrollo la capacidad de reirse
A esta última característica me gustaría dedicarle una pequeña reflexión. El sentido del humor es una de las mejores herramientas que un líder puede poner a disposición de su equipo. La revista harvard Business Review publicó en febrero de 2021 un interesante artículo titulado How to be funny at work (cómo divertirte en el trabajo) donde expone los resultados de un estudio llevado a cabo por dos profesoras de la Universidad de Stanford.
A veces, parece que en la cultura de la empresa está mal visto pasárselo bien. Como si reírse en el trabajo fuera sinónimo de realizar un mal trabajo. Es una creencia limitante tristemente instaurada en muchísimas organizaciones.
El líder emocionalmente inteligente utiliza el sentido del humor para descargar la tensión y para trasladar seguridad a su equipo. ¿Estamos seguros que todos los problemas y conflictos sólo pueden resolverse desde la solemnidad absoluta?
Gestionar situaciones estresantes
En el día a día de las organizaciones se producen muchísimas situaciones que nos ocasionan estrés.
Como ocurre con los conflictos, el estrés no nos afecta a todos por igual. Ni en intensidad ni por las mismas situaciones. Por tanto es importante que cada uno analice qué es lo que le causa estrés.
La mayoría de las veces que sufrimos situaciones de estrés están relacionadas con estos escenarios:
- Cambios en nuestro entorno
- tiene que ver con la gestión de la incertidumbre. ¿El cambio será a peor o a mejor?
- Tiempo y plazos
- tiene que ver con
- planificaciones incorrectas o poco realistas
- no saber decir que no y por tanto está nuestro compromiso en juego
- una inadecuada carga de trabajo o el plazo en el que tiene que terminarse
- la priorización y saber decir no, son buenas herramienta para gestionar el estrés relacionado con el tiempo
- tiene que ver con
- Cuando nos tenemos que exponer
- tiene que ver con
- pedir algo
- con hablar en público
- comunicar algo a tu equipo
- una reunión con una persona que por algún motivo nos resulta incómoda
- tiene que ver con
En las organizaciones, a través de la inteligencia emocional que han desarrollado los líderes se puede realizar una correcta gestión de las emociones que están presente en las situaciones estresantes que básicamente son la rabia y el miedo.
Entender como se pueden sentir los colaboradores cuando se ha generado estrés permite al líder emocionalmente inteligente actuar de manera que no se enjuicie desde el mal o el bien o desde la debilidad esta situación sino desde el acompañamiento y el posterior aprendizaje para que pueda analizarse si se podía haber hecho algo para evitar la situación estresante.
¿Qué consecuencias tiene el estrés en nuestra salud?
- Aumento del ritmo arterial
- Nuestro cuerpo libera hormonas como adrenalina y cortisol ideales para huir o afrontar el peligro
- Si te persigue una manada de perros salvajes y los dejas atrás, tu cuerpo pasado unos minutos volverá a la homeostasis
- La reacción del estrés se concibió para eso y no para durar mucho.
- Cada vez nos acostumbramos a alargar estos periodos de desequilibrio y lo que ocurre es que perdemos energía vital. Y si usas la energía para esto, quiere decir que puedes dedicar menos energía para:
-
- Reparación celular
- Regeneración celular de largo plazo
- Curación
- Las células se vuelven egoístas porque entiende que ahora no es momento de dedicarse a otras tareas distintas a la defensa ante la amenaza.
- El sistema inmunológico y endocrino se debilitan
- Es como vivir en un país donde el 98% de los recursos se destinaran a defensa
-
- El estrés a largo plazo se relaciona con:
-
- Ansiedad
- Depresión
- Problemas digestivos
- Pérdida de memoria
- Insomnio
- Hipertensión
- Embolias
- Cáncer
- Diabetes
- Etcétera
-
- En la naturaleza no existe ningún organismo diseñado para aguantar los efectos del estrés a largo plazo
Medir la inteligencia emocional en las organizaciones
Cada vez hay más instrumentos de medición de la inteligencia emocional. Daniel Goleman (1998). En el mercado existen muchos test de medición supuestamente avalados por Daniel Goleman pero el único que el propone junto con su colega Richard Boyatzis es el ESCI (Emotional en Social Competence Inventory). Está compuesto por 68 ítems que recogen las 12 competencias que son englobadas a su vez en 4 grupos de habilidades: autoconocimiento, automanejo, conocimiento social y habilidades sociales, con una clara aplicación en el ámbito laboral y empresarial. Te dejo aquí el enlace donde explica en detalle el ESCI para que puedas conocer más información si es de tu interés.
Los departamentos de RRHH y la inteligencia emocional
Para cerrar este informe querría dedicar este último apartado a exponer mi visión de la inteligencia emocional dentro de las organizaciones. Cuando hablamos de personas en el ámbito de las organizaciones es un término muy amplio porque las personas en las empresas tienen un rol, un puesto, además de ser personas.
Desde mi punto de vista y experiencia directiva, no tengo ninguna duda que los profesionales de los RRHH deben incentivar la contratación de aquellos candidatos/as que obtengan una alta calificación en las competencias de la inteligencia emocional.
No quiero, por otro lado, obviar que es cierto que ni todos los sectores son iguales ni todos los puestos son iguales. Sin duda si tenemos que elegir el médico para un equipo deportivo, muy probablemente nos decantaremos más por sus conocimientos, historial, habilidades y destrezas que por su inteligencia emocional. Lo mismo puede ocurrir si vamos a incorporar una serie de personas para realizar un proyecto que tiene una fecha de inicio y de fin.
Pero no nos engañemos pensando que siendo un buen técnico, un buen comercial o buen directivo hemos logrado el objetivo de incorporar la persona adecuada. Invito a todos los responsables de RRH a que -si no lo han hecho ya- hagan una reflexión sobre los perfiles que tienen mejores habilidades relacionadas con la inteligencia emocional. Sin duda, son la mejor inversión a medio plazo.
Una persona con una alta inteligencia emocional ofrecerá gratuitamente a su organización los siguientes valores:
- equilibrio
- ilusión
- pensamiento positivo
- ocuparse de las personas
- ocuparse de la empresa
- acepta y asume responsabilidades
- socialmente extrovertida
- buen sentido del humor
- comprende a las personas y a sí misma
- alto grado de autosatisfacción
Las habilidades técnicas del puesto pueden adquirirse pero estos valores con muy difíciles de conseguir en personas que tengan una baja inteligencia emocional aunque su CI sea muy elevado. Y estos valores conjuntamente con las características que he mencionado arriba contribuirán a que nuestra organización esté formada por personas emocionalmente inteligentes. Y eso, sin lugar a dudas, es sinónimo de éxito empresarial.
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